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Enero 2014: Chicos ya no estoy actualizando el blog, pero los relatos están para el que disfrute de la buena lectura =)

martes, 7 de diciembre de 2010

Lo que suponemos de la muerte de la señorita Antonieta

Hola, esta historia me la mandaron por e-mail, siglos sin poner una nueva jee, espero les guste tanto como a mi, si ustedes también escriben mandenme su historia a correo290@gmail.com.
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Suponemos que aquellos que cambiaron su insignificante vida por la tranquilidad de una fosa tendrían todo lo que ellos quisieran, ellos, envueltos en cal fría sobre sus cuerpos sin articular el más mínimo sonido, sin tener la capacidad de mover alguna de sus articulaciones, aquellos que murieron en ropa negra, en ropa sucia y desgastada, aquellos que fueron en cerrados en los ataúdes más desgastados hechos por las funerarias menos renombradas, aquellas que trabajaban para el pueblo. O los muertos que son enterrados con una sonrisa sobre su pálido rostro y los ojos cerrados por el momento, para poder abrirlos después en la infinita obscuridad, serán su única luz con la que sabrán que han sido enterrados, que la noche a llegado, que la luna en lo alto del oscuro cielo los llama, los invoca a divertirse otra vez en el mundo de los vivos, a volverse a exceder ahora sin ningún peligro, sin volver a recordar la palabra pecado para cambiarla a segunda vida para volver a pervertir al mundo pues saben que el mundo de los cielos y los infiernos para ellos es inexistente. Están vivos y lo sienten recorren con los rojizos ojos cada parte de su cuerpo, las manos, los brazos, tocan su cuello, su delgado cuerpo, recorren todo su cuerpo, cada centímetro, no hay duda están vivos. Pero hay algo que no cuadra, que lastima, que duele que los hace alarmarse que piensan que los han engañado, ¿que es? no esta en las manos, no esta en el pecho, esta en la boca en la sangrante boca, en los dientes más específicamente, en los afilados dientes, en los poderosos colmillos en el par de poderosos colmillos, eso es lo que duele, lo que lastima pero lo que necesitan totalmente, pero veamos señores míos parece que los he desviado de manera drástica del asunto al que ustedes me solicitan información, por la que ustedes han atravesado el infinito bosque, las casas en ruinas, el pueblo señores, deshabitado, fantasmal y aquí ustedes y yo apenas alumbrados por la pequeña linterna, les ofrezco algo de tomar, de comer no tengo, el vino se ha terminado, ¿agua?, es pura, no miento en verdad es agua, mil disculpas por no invitarlos a sentarse, poneos cómodos caballeros, de favor, que a la bella Antonieta la conocí a los primeros años de su infancia, niña hermosa como sol, hace tiempo que en estos rincones de esta tierra feudal no se conocía tamaña hermosura, no en verdad no exagero, las mujeres de aquí, si todavía las hay no son feas pero bonitas creo que tampoco. Niña de madre alta, rubia pero sumamente pobre, más al marido (si era casada) jamás lo vimos, menos tuvimos trato con el, fue en la pequeña casa al lado de la iglesia donde nació la pequeña de ojos claros, donde nació el pequeño ángel, de cara pequeña y redonda. Todos los niños del pueblo le preguntaron al reverendo Sluther si esa pequeña criatura era un espíritu del cielo. Su madre sabe, jamás dejo que se acercara a otros niños, yo veía en su cara, en su mirada, mirada penetrante que podía lograr que los pequeños enloquecieran que la siguieran a su casa a verla columpiarse con su sombrero y su vestido negro, fue seductora, si señores, de niña fue seductora y en su adolescencia más aun, coqueta al máximo, varios jóvenes se mataron por ella, no tenía amigas más tenía varios pretendientes, demasiados en este mediocre pueblo y en los de alrededor, me saltare estas partes de su vida supongo que les molesta escuchar las perversiones de la señorita Antonieta, más si tienen interés les comento que mi muchacho también murió en sus manos aun conservo el guante con el que regreso mi hijo, perteneciente de la señorita, que como todos solo se divirtió con él y después lo dejo morir de amor, eso supongo, más si no les molesta el me dijo que la encontró en el bosque huyendo divertida de otros muchachos, los dos se miraron al encontrarse cerca del rio y ella le aventó este guante blanco, véanlo ustedes queridos huéspedes, aun conserva su penetrante perfume, lo tengo en esta caja pues a pesar de los años aun me causa cierto temor, de ese entonces empezaron las citas, cada más ves mas frecuentes hasta encontrar ala señorita Antonieta en mi propia casa a altas horas de la noche. Así es era hermosa pero totalmente blanca, pero no pálida como después fue, no tenía color y así en el pueblo la llamaron “copo de nieve” con el frío acostumbrado en estas partes a ella le sentía muy bien ese color además de sus ropas negras y era muy común encontrarla sola paseando en la nieve, haciendo volar su enorme bufanda, recuerdo todo perfectamente, nada de aquella niña se me ha olvidado. ¿Qué si tuve algún acercamiento con ella? Por supuesto al ir por leña al bosque la vi varias veces, una de tantas la encontré tocando maravillosamente un violín, estaba sentada sobre una piedra y con los ojos ligeramente cerrados tocaba con sus delicadas manos, era algo digno de ver y yo escondido detrás de un abedul presencie unos de las cosas más bellas del mundo: su música. Cuando termino dijo:
-Señor Roos me halagaría más que usted estuviese presente y no escondido en ese árbol-
-Como sabes que estoy aquí-
-No se-
-Pensé que te incomodaría, tocas excelente-
-mi madre dice que son demasiadas notas-
-Para nada, es hermoso-
-Gracias-
Y aquella niña me dedicó una de sus más tiernas sonrisas, por nada del mundo lo olvidaría, que música, que técnica, es excelente, claro que eso fue antes del incidente con mi hijo, ni con su música la perdonaría, aun no la perdono, me quede sin nada y a pesar de ser joven no pasó por mi mente la idea de volverme a casar, el amor de mi difunta esposa es único e incomparable, nadie lo podría igualar, parece que me he desviado un poco de la conversación que habíamos mantenido mis queridos señores, aun así yo espero que me puedan disculpar por esta pequeña interrupción ,he aquí donde los muchachos de este pueblo fueron muriendo lentamente hasta que no quedo ni un solo joven, nadie que trabajara en las granjas, quienes cuidaban el ganado, no quedo ni uno solo y el pueblo se vino abajo, doctores de todas partes atendían a jóvenes moribundos que se debilitaban poco a poco, ni uno solo sobrevivió, perdían sangre o eso es lo que decían los médicos más nunca pudieron diagnosticar nada y eso aterro al pueblo pues siguieron los niños quienes desaparecían por la noche y al día siguiente la cama vacía enloquecía a una pobre madre. Todos pensábamos que era un tipo de bestia que entraba por las noches a las casas, la única joven que quedaba era la señorita Antonieta que suponíamos que la bestia no podía hacerle absolutamente nada por ser una especia de ángel y de tener su casa a lado de la iglesia, más pronto los niños escasearon, no hubo juegos y las calles lucían desiertas, sin un alma, pronto ya nadie quiso salir de su casa, lo hacía Antonieta quien se pasaba afuera todo el tiempo, la veíamos desesperada, mirando para todas partes, claro no tenia a nadie con quien jugar y eso le afecto demasiado pues su cara se fue demacrando y sus mejillas se decoloraron volviéndose un gris claro y pronto la pobre niña enfermo, la palidez de su rostro decía todo pero no dejaba de ser hermosa, las cuencas d e sus ojos se oscurecieron y era común ver la arrodillada en la nieve, enferma con ojos suplicantes, pareciera que tuviera hambre…..si , esa fue mi impresión, hambre de que?, esta enferma me dije mirándola por la sucia ventana, es eso y nada más, pobre, nadie sale, nadie la ayuda, agarre un saco viejo, una bufanda, y salí a la pequeña fuente de la plaza, ahí con mucho cuidado la levante y la lleve a mi casa, no pesaba absolutamente nada era una joven muy liviana, demasiado frágil, la acosté en mi cama y me quede largo rato sentado, mirándola, no abrió los ojos me dio la idea de que me olía pues su nariz se movía y respiraba largamente, al fin los abrió y se sorprendió verme a mi.
-Oh! mi querida niña quédate acostada, te traigo jugo-
Ella hizo una mueca de asco
-¿que tal leche?-
Tardo tiempo en responderme, pero al final me acepto un vaso, se lo bebió con sorbos muy pequeños, escuchaba como bajaba por su blanca garganta y como cerraba los ojos de que no le gustaba en absoluto.
-Debió de ser simplemente agua- le dije quitándole el vaso.
Ella volvió a mover la cabeza de forma negativa. Me miro y luego entre dolores de estomago se quedo profundamente dormida.
Más al siguiente día la pobre ya no despertó, yo personalmente me encargue del funeral, del ataúd, de todo, todo el pueblo fue a presenciar el entierro más triste, esa escena la recuerdo perfectamente señores, el día lluvioso, gris, negro, como lo que pasaba en el pueblo, los arboles…moviéndose siniestramente al son de la muerte, ella pálida, con una gota de sangre derramada en su boca, todos la dábamos por muerta, estuvo varios días en el ataúd aun sin enterrarla y no dio signos de vida a si que proseguimos al entierro, pero yo veía algo, aun estaba hermosa, no pudo haber muerto yo presentía que aquella niña aun respiraba, aun con sus rosas marchitadas en la mano escuchaba su respiración y sus mejillas! volvían a su estado rozado pero señores, tarde demasiado tarde deje de ver todo eso después de la primera palada de tierra. Dios la tendrá en el cielo, eso pensé y me quede largo rato aun en la fuerte lluvia observando aquella cruz perdida en el bosque, me quede debajo de los arboles bajo la música de un réquiem.
Así, que permítanme volver a sentarme, se me hace que ustedes han tenido una terrible falta de respeto hacia la señorita Antonieta al decir que se pasea por su poblado a altas horas de la noche, esta muerta! años que lleva muerta! ella era muy bella algún depravado supo de su entierro y la profano, estoy seguro, que no este en su ataúd se los creo señores pero de que viva, jamás! tengo mis años y mi experiencia, dejadla descansar en paz, que haberse convertido en ese monstro en el que hablan, ella? que era un ángel en vampiro?.
-Voltead, a ver la sombra que se pasea por las ventanas, aquella que toca las puertas de aquí y de allá, que en el lugar de las ánimas ella no esta, escuche.-
-Muerta señores!, y nada más, se quienes y como son esos seres que cambian su vida por una mejor, no saldrían cobardes, no hay ninguna sombra, veras que es un terrible cuento, pasadme le vela, no hay nada en el patio de atrás ahora verán-.
Cuando la vela se apago y el anciano no regreso, con cruces y oraciones aquellos que conocen a los seres de la oscuridad regresan a sus casas, cruzando el bosque, con los caballos espantados y la carroza con un ataúd vacio, que golpea suavemente en la madera al cruzar las piedras, exorcizando aquel pueblo que termino en desgracia por una bella joven.

MONTES CASTILLO JORGE ALDAIR

3 comentarios:

  1. soy respetuoso , pero debo dejarles mi link donde leo poesia en video para ver si la suben aestapagina , espero su respuesta y saludos me encanta el terror, tengo una aficion por el gore de zombies. mi web es: www.marquesdearagon.jimdo.com chequenlo y bajen lo que les guste.

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  2. Oh que bella y genial historia, realmente me gusto

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